Una dieta baja en sal (hiposódica) no sólo se consigue reduciendo o anulando el uso de sal para cocinar, ya que hay muchos alimentos preparados ricos en sal.
Se consigue además con una alimentación balanceada y con el acompañamiento de un programa médico nutricional que nos permita saber que el paciente/consumidor tiene el respaldo y la seguridad adecuada. Con la salud a través de la alimentación no se juega.















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